El estrés parece haberse convertido en un factor constante en la acelerada sociedad actual. Si no se le presta atención, puede causar estragos en nuestra salud. Aprender a gestionar eficazmente el estrés puede significar la diferencia entre ser robusto y estar lleno de vida, o volverse susceptible a las enfermedades. El estrés puede debilitar el sistema inmunitario y acelerar el proceso de envejecimiento. La capacidad de relajarse y rejuvenecer fomenta el bienestar, la vitalidad y la resistencia.

Inmunidad

Un sistema inmunitario sano regula el proceso de curación de nuestro cuerpo y lo protege contra infecciones y enfermedades. Cuando el estrés compromete nuestra función inmunitaria, puede provocar resfriados, gripe, fatiga, trastornos cardiovasculares y envejecimiento prematuro. El estrés aumenta el ritmo cardíaco, la presión arterial, los niveles de glucosa, la adrenalina, el cortisol, los radicales libres y el daño oxidativo. Esto inicia la respuesta de "lucha o huida", pone a prueba al corazón y puede aumentar los sentimientos de depresión y ansiedad.

Proteger el sistema inmunitario es una parte muy importante para vivir más tiempo, sentirse más joven y estar sano.

Toma nota

He aquí formas naturales y saludables de reducir el estrés, reforzar el sistema inmunitario y ralentizar el paso del tiempo.

  • Caminar y hacer actividad física (bailar, trabajar en el jardín, montar en bicicleta, nadar, etc.). El ejercicio y la actividad física regulares fortalecen el sistema inmunitario, el sistema cardiovascular, el corazón, los huesos y los músculos. Además, estimula la liberación de endorfinas, mejora el funcionamiento mental, la concentración/atención y el rendimiento cognitivo, y reduce el colesterol, la presión arterial, el cortisol y otras hormonas del estrés. Tres sesiones de entrenamiento de 10 minutos durante el día son tan efectivas como un ejercicio de 30 minutos, y mucho más fáciles de encajar en una agenda agitada.
  • Yoga y estiramientos. Los movimientos lentos y las posturas controladas del yoga mejoran la fuerza muscular, la flexibilidad, la amplitud de movimiento, el equilibrio, la respiración, la circulación sanguínea y favorecen la concentración mental, la claridad y la calma. Los estiramientos también reducen el estrés mental y físico, la tensión y la ansiedad, favorecen el sueño, reducen la presión arterial y ralentizan el ritmo cardíaco.
  • Higiene de las manos. El mejor paso para prevenir la propagación de gérmenes que causan infecciones es una buena higiene de manos. Lavarse las manos con agua y jabón después de llegar a casa, y siempre antes de comer, reduce en gran medida la exposición a enfermedades bacterianas y víricas. En caso de que no puedas lavarte con agua y jabón cuando estés fuera de casa, llévate unas toallitas de manos con alcohol para controlar la exposición y la transmisión microbiana.
  • La risa y el humor. Es cierto el dicho de que la risa es la mejor medicina. La risa reduce las hormonas del estrés como la adrenalina (epinefrina) y el cortisol. También beneficia a su sistema inmunológico al aumentar el número y la actividad de las células T asesinas naturales. Estas células actúan como primera línea de defensa contra los ataques virales y las células dañadas. Encuentre el humor en las cosas y participe en actividades que le hagan reír para aumentar su función inmunitaria y su resistencia a las enfermedades.
  • Dieta rica en nutrientes. Consume alimentos ricos en antioxidantes (como las vitaminas A, C, E y el licopeno), ácidos grasos omega-3 y folato. Los antioxidantes combaten y neutralizan los radicales libres, que son moléculas que dañan las células y causan enfermedades cardíacas, cáncer y envejecimiento prematuro. Los ácidos grasos omega-3 (una grasa poliinsaturada) tienen propiedades antiinflamatorias, cardiovasculares e inmunorreguladoras) Es útil para prevenir y controlar el colesterol alto, la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares, los accidentes cerebrovasculares, el cáncer, la diabetes, la depresión y las dolencias autoinmunes e inflamatorias. El folato previene el deterioro cognitivo relacionado con la edad, el daño a los vasos sanguíneos y a las células cerebrales al reducir los niveles de homocisteína. También garantiza la integridad del ADN (importante a medida que envejecemos y cuando estamos embarazadas) y favorece la salud de los glóbulos rojos. Las fuentes alimentarias excelentes para estos nutrientes son las siguientes. Antioxidantes - calabaza, batatas, zanahorias, col rizada, pomelo (rojo y rosa), arándanos, fresas, sandía, melón, naranjas, pimientos (rojos y verdes), tomates, brócoli, semillas de girasol, almendras y aceite de oliva. Ácidos grasos omega-3 - semillas de lino molidas, nueces, salmón, soja y semillas de calabaza. Folato - verduras de hoja verde oscura (nabos, hojas de mostaza, espinacas, lechuga romana, berza, etc.), judías, legumbres, espárragos, coles de Bruselas, remolacha y quimbombó.
  • La música. Escuchar su música favorita es una excelente manera de reducir el estrés y aliviar la ansiedad. Su preferencia individual en cuanto a la música determina qué tipos de sonidos relajantes reducirán mejor su tensión, su presión arterial y promoverán sentimientos de tranquilidad. Concéntrese en cómo se siente cuando escucha una canción o un género musical específico, y siga escuchando aquellos que le produzcan un efecto calmante.
  • Dormir. Dormir bien tiene un profundo efecto en los niveles de estrés, la función inmunitaria y la resistencia a las enfermedades. Una falta crónica de sueño puede hacer que se sienta perezoso, irritable, olvidadizo, propenso a los accidentes y con dificultades para concentrarse o para hacer frente a los agravantes de la vida cotidiana. La pérdida de sueño a largo plazo también puede provocar enfermedades cardiovasculares, hipertensión, derrames cerebrales, depresión y nerviosismo. El tiempo de sueño es el momento en que el cuerpo y el sistema inmunitario realizan la mayor parte de sus reparaciones y rejuvenecimiento. Esfuércese por dormir entre 7 y 8 horas cada noche. Recuerda que el descanso y la relajación van de la mano.
  • Pensamiento positivo. El optimismo puede contrarrestar el impacto negativo que el estrés, la tensión y la ansiedad tienen sobre su sistema inmunológico y su bienestar. A menudo es la forma de percibir las cosas lo que determina que nos sintamos abrumados, tanto mental como físicamente. Tener una actitud positiva, encontrar lo bueno en lo que la vida te depara y ver el lado bueno de las cosas mejora tu capacidad para manejar el estrés de forma eficaz.
  • Té. Beber regularmente té a lo largo del día puede ayudar a reforzar el sistema inmunitario y la capacidad del organismo para combatir gérmenes e infecciones. Tanto el té verde como el negro contienen un aminoácido beneficioso llamado L-teanina, que puede aumentar la capacidad de lucha contra las infecciones de las células T gamma delta. La L-teanina también promueve una sensación de confort, calma y bienestar al influir en la liberación y concentración de neurotransmisores (como la dopamina, la serotonina y el GABA) en el cerebro.
  • Hidroterapia. Relajarse en un baño caliente alivia los músculos y las articulaciones doloridas, reduce el estrés y la tensión y favorece un buen descanso nocturno. Añada música relajante, una iluminación suave y sales de baño con aroma natural o espuma de baño para crear una experiencia de spa barata y cómoda en la intimidad de su hogar.