Hace más de 2.000 años, un antiguo médico griego llamado Hipócrates dijo: "Toda enfermedad empieza en el intestino". Sin embargo, es ahora cuando los expertos en salud han comprendido plenamente lo que dijo Hipócrates hace tanto tiempo. Se han realizado muchos estudios que demuestran la relación entre la glándula tiroides de una persona y la salud intestinal. El "intestino" se refiere al tubo hueco que va desde la boca de una persona hasta el ano. De esta manera, cualquier cosa que se ingiera en la boca y que no pueda ser digerida será excretada a través del extremo opuesto del intestino.

Función importante

Esta es una de las funciones más básicas y a la vez más importantes del intestino: evitar que cualquier objeto o sustancia extraña penetre en el cuerpo de alguien. Otra función vital es la de patrocinar el 70% del sistema inmunitario dentro del cuerpo. Esta es la parte del sistema inmunitario que se denomina conjuntamente GALT (Gut-Associated Lymphoid Tissue). El GALT se compone de diferentes tipos de células linfoides que son capaces de mantener las células inmunes como los linfocitos B y T.

Son el tipo de linfocitos que defienden al organismo produciendo anticuerpos que luchan contra los antígenos que el sistema inmunitario identifica como causantes de enfermedades.

Función de protección

El problema se produce cuando estas funciones protectoras del intestino de alguien se han visto comprometidas. Por ejemplo, cuando alguien sufre el síndrome de intestino permeable, en el que la obstrucción intestinal se vuelve permeable, entonces además, se hace mucho más fácil que grandes moléculas de proteínas entren en el torrente sanguíneo. Por desgracia, estas grandes moléculas de proteínas no deberían salir del intestino y, si lo hacen, el sistema inmunitario del individuo las marcará al instante para destruirlas.

Estos ataques creados por el sistema inmunitario, en un intento de defender el cuerpo contra los gérmenes causantes de enfermedades, también pueden causar el desarrollo de enfermedades autoinmunes y una de ellas es la enfermedad de Hashimoto. Las hormonas tiroideas también influyen fuertemente en las uniones estrechas del intestino. Las hormonas tiroideas T3 y T4 desempeñan un papel esencial en la protección del revestimiento de la mucosa del intestino contra la formación de úlceras inducidas por el estrés. Los estudios demuestran que las personas con úlceras gástricas tenían niveles reducidos de hormonas T3 y T4, mientras que sus hormonas T3 inversas también estaban en cantidades anormales.

Bacterias

Las bacterias intestinales también son muy valiosas en el proceso de convertir las hormonas T4 inactivas en una forma activa llamada hormonas tiroideas T3. Alrededor del 20 por ciento de nuestra T4 se ha convertido en una forma activa T3 dentro del tracto gastrointestinal con el apoyo de una enzima llamada sulfatasa intestinal. Esta sulfatasa intestinal se crea a partir de bacterias intestinales sanas. Si hay un desequilibrio entre la cantidad de bacterias beneficiosas en el intestino y el número de patógenos, lo cual es una condición conocida como disbiosis intestinal, la conversión correcta de las hormonas tiroideas también se reduce. Por ello, muchas personas que tienen una mala salud intestinal también sufren los síntomas de los problemas de tiroides.