En la primera parte de ¡Mira hacia arriba! Esencialmente, generalmente obtenemos lo que esperamos. En esta entrega, descubriremos quién crea nuestras expectativas y cuándo se crean. ¿Quién se preocupa lo suficiente por nosotros como para imponer expectativas? La respuesta aparente son los amigos y los seres queridos. A menudo, estas expectativas son positivas y normales.

Veamos...

Por ejemplo, si nuestra pareja espera que estemos en casa para cenar con la familia, esto puede ser una norma maravillosa. Dado que nos preocupamos por nuestra familia y nuestros amigos, ellos tienen más energía que nadie para afectar a nuestra propia visión de nuestra capacidad. Con frecuencia, los familiares bienintencionados disuaden a alguien de perseguir su verdadero propósito vital. Una de las formas en que esto ocurre es sembrando la duda. Digamos que realmente sentimos que tenemos la capacidad de escribir. También tenemos el deseo de dedicarnos a la escritura como profesión.

De forma sutil, algunos de nuestros familiares y amigos empiezan a sembrar dudas sobre nuestras capacidades o las oportunidades de esta trayectoria profesional. Puede que piensen que nos están protegiendo, pero de vez en cuando, el resultado final es que elegimos otra ruta que percibimos como arriesgada. Así es, somos la persona más importante en nuestra vida para determinar nuestro lugar en este mundo. Siempre nos comparamos con otras personas.

Escuchamos nuestra propia voz por encima de cualquier otra. Entonces, ¿qué nos decimos a nosotros mismos? Si nos decimos que podemos hacerlo, estamos mucho más inclinados a descartar la evidencia de lo contrario. Tomemos uno de los ejemplos históricos más famosos: ¿cuál habría sido el éxito de David contra Goliat si se hubiera dicho a sí mismo que podía vencer? Es posible que hubiera sido ineficaz si no hubiera estado ensayando sus éxitos anteriores al matar al león y al oso con sus propias manos.

Es bueno saberlo

Además de las personas de nuestro círculo de influencia, hay muchas otras que tienen la capacidad de crear expectativas para nosotros, si les damos el poder. Sólo tenemos que ser conscientes de que esto ocurre. A veces, estamos más inclinados a cambiar nuestra visión de nosotros mismos porque alguien a quien admiramos tiene una perspectiva diferente. En lugar de creer en su palabra, tenemos que evaluar su punto de vista lo antes posible. No queremos cerrarnos al cambio, pero sí queremos estar seguros de que cualquier cambio es una opción consciente.

¿Cuándo elegí? Por desgracia, para muchos, el pasado controla el presente. Para muchos otros, las preocupaciones por el futuro influyen significativamente en su visión del presente. Si lo último nos controla, suele ser en forma de culpa. En el caso de la culpa, no nos sentimos merecedores del éxito debido a lo que hemos hecho o no hemos hecho. Por difícil que sea, tenemos que renunciar a nuestros sentimientos de indignidad. Además, tenemos que perdonar todo lo que nos corroe.

Nota final

La falta de perdón no impacta a otra persona tanto como a nosotros. En realidad, nos sorprendería saber el poco tiempo que la gente nos tiene en cuenta. Si el futuro nos manda, suele ser en forma de ansiedad. La Biblia nos informa con gran razón en Filipenses 4:6, "No os afanéis por nada, sino presentad a Dios vuestras peticiones en toda ocasión, con oración y ruego, y con acción de gracias". El miedo al futuro es capaz de atraparnos en el presente. La culpa y el estrés se han relacionado con muchos riesgos para la salud, como las enfermedades cardíacas, las úlceras y la degradación del sistema inmunitario. De esto se deduce que el único momento apropiado para fijar nuestras expectativas es el presente. Aunque tenemos que tener en cuenta nuestras experiencias y estudios del pasado, además de nuestros sueños y objetivos para el futuro, el único momento en el que realmente podemos hacerlo es ahora. La magnífica noticia de mirar hacia arriba desde donde estamos es que podemos cambiar hacia dónde vamos.