La diabetes es una enfermedad que afecta a la capacidad del organismo para regular el azúcar. La mayoría de las veces no se diagnostica porque los síntomas no son muy claros. Hay varios síntomas, pero no aparecen en todos los casos. Los síntomas incluyen la micción frecuente (poliuria), que se produce debido a los altos niveles de glucosa.

Niveles altos de azúcar en la sangre

Estos niveles provocan un desbordamiento del azúcar de los riñones, arrastrando el líquido con él. Como hay una pérdida continua de líquido corporal a través de la orina, hay una sensación de sed constante (polidipsia). La diabetes suele ir acompañada de una pérdida de peso repentina, debido a que el cuerpo no tiene la capacidad de utilizar la glucosa disponible para crear energía. Esto puede hacer que la persona tenga hambre durante el día (polifagia), lo que contribuye a la fatiga y la debilidad.

En la diabetes, los altos niveles de azúcar no permiten que algunas de las células del cuerpo funcionen con normalidad; en consecuencia, puede provocar una visión pobre o borrosa. También se produce la disminución del cristalino del ojo debido al exceso de glucosa. Una persona diabética es propensa a las infecciones por hongos y levaduras, ya que estos organismos pueden sobrevivir bien en las células, que no pueden utilizar el azúcar por sí mismas, y por esa razón tienen una gran cantidad de alimento adicional para que la levadura y los parásitos crezcan. También hay una sensación de hormigueo o cosquilleo en las manos y los pies, que se acentúa por la noche.

Problemas de piel

La piel de una persona diabética se vuelve muy seca y escamosa como consecuencia de la pérdida excesiva de agua, lo que provoca deshidratación. Esta situación también puede provocar que el individuo entre en coma. Como el simple combustible del cuerpo, el azúcar, no puede convertirse en energía, el individuo parece estar muy cansado y aletargado la mayor parte del tiempo.

Además, las llagas, cortes o heridas tardan mucho tiempo en curarse en una persona que padece diabetes. También son bastante propensos a las infecciones, porque el sistema inmunitario es bastante débil. Algunos pacientes también experimentan dolor en las piernas al caminar (claudicación). También hay una sensación de picor constante (prurito) en algunos diabéticos.

Aunque los síntomas son muchos, es bastante difícil decir con certeza que se es diabético sólo por esos síntomas, ya que éstos no son exclusivos de los diabéticos. Por lo tanto, para saber si se es diabético, es conveniente consultar a un médico si se observa alguno de estos signos, para que pueda orientarle en la dirección correcta.