Aunque hay muchas piezas en el misterio de COVID 19, y ciertamente no puedo abordarlas todas, quiero ofrecerte algunas orientaciones prácticas, luego explicar la ciencia que las sustenta y, finalmente, conectarlas con un debate algo más filosófico. Entonces, ¿qué hacer en el contexto del coronavirus para salvaguardar nuestra salud (además de lavarse las manos y autoaislarse)? Sugiero que volvamos a los fundamentos, a saber: aire, agua, luz solar y sol. Son herramientas fundamentales, disponibles de forma gratuita desde el carácter.

Por otra parte

Obsérvese que incluso donde estos recursos energéticos naturales fundamentales no estaban disponibles hasta hace poco como resultado de la contaminación ambiental, las medidas drásticas que hemos estado tomando para disminuir la propagación del coronavirus nos han permitido realmente disfrutar de mejores aguas, un cielo azul y una atmósfera más cálida (que los europeos pueden respirar desde sus balcones). Ahora, echemos un vistazo a cómo el agua, el aire, el sol y la tierra pueden interactuar con el cuerpo, fortificarlo y ayudar a nuestro sistema inmunitario en estos casos de pandemia (pero también en general).

Todos sabemos que el cuerpo es mayoritariamente agua (en realidad, algo así como el 99,2 por ciento del cuerpo humano es/debería ser agua). Además, sabemos que los bebés son los más hidratados, mientras que los ancianos son la parte más deshidratada de la población. Y sabemos que, a medida que envejecemos, no sólo nos secamos, sino que nuestro sistema inmunitario también disminuye.

Deshidratación

Sin embargo, hay que tener en cuenta que la deshidratación y el debilitamiento del sistema inmunitario podrían no ser una conexión causal directa, o al menos no la única relación causal directa que se da. No obstante, es difícil pasar por alto la fuerte correlación entre la hidratación y la función del sistema inmunitario. En realidad, podría observarse una correlación similar en la función de una serie de otras partes del cuerpo y del procedimiento. Así, no es un secreto que la deshidratación suele ir unida al asma, al mal drenaje linfático, a las migrañas, al dolor articular crónico, a la fatiga, etc.

A primera vista, no hay ninguna duda de que la hidratación es posiblemente el factor número 1 al que debemos atender cuando queremos cuidar nuestra salud. Pero probablemente ya lo sabías. Sin embargo, lo que quizá no hayas entendido es que la energía de la tierra, la luz y el oxígeno ayudan a la hidratación a nivel celular. Sin la energía de la tierra en toda la Tierra, la luz del sol y el oxígeno en el aire, puedes beber toda el agua que necesites, y aún así seguir deshidratado (e hinchado en la parte superior de la ).

Ahora bien, ¿qué tienen de especial la toma de tierra, la luz y el oxígeno para que ayuden a nuestras células a absorber el agua? Simplificando, para que se produzca la absorción debe haber movimiento del agua (dentro y fuera de la célula a través de la membrana celular).

Recuerde

Por decirlo de otro modo, el agua debe circular. Y lo hace dividiéndose en cargas positivas y negativas. Donde el agua toca las membranas celulares, crea la llamada zona de exclusión, o agua EZ (que es el agua con carga negativa que excluye las toxinas y los residuos). El resto es positivo. El agua cargada negativamente entra en las células (y puede hacerlo debido a la separación de cargas). Una vez en la célula, el agua comienza a inducir numerosas reacciones bioquímicas (gracias a su carga negativa), entre ellas las de fijación y regeneración.

El agua cargada positivamente se excreta a través de la exhalación, la orina, el sudor, etc. En resumen, cuanto más separación de cargas se produzca en el agua del cuerpo, y cuanto más agua cargada negativamente se haya generado, más eficazmente funcionará el cuerpo. Es importante destacar que la energía de la Tierra, la luz y el oxígeno (especialmente el espectro infrarrojo que, por cierto, suele estar bloqueado por el cristal) contribuyen a la separación de costes y a la creación de agua EZ (es decir, agua con iones negativos), lo que te ayuda a mantenerte hidratado y a potenciar la función de tu sistema inmunitario, entre otras muchas cosas.

Conclusión:

Volver a lo básico es quizá una de las infinitas lecciones que podríamos extraer de la crisis del coronavirus. En el contexto de la aparente falta de recursos y suministros (mascarillas, desinfectantes, vitamina C, personal médico, etc.), la Naturaleza sigue estando aquí para proporcionarnos sus infinitos recursos energéticos: agua, aire, luz solar y sol. Así que ahora es el momento de estar con la Naturaleza. No hace falta decir que los que tienen un patio trasero son mucho más afortunados que los que están atrapados en los balcones, pero esto en sí mismo es una oportunidad para reevaluar las elecciones que hemos hecho y simplificar la vida para poder alcanzar la felicidad.